Tristeza.


Bebo las tardes insípidas
desde mi cuarto,
imaginándome el adormecimiento
del sol
entré cobijas rojas,
azules,
violetas.
Espero la noche.
Insidiosa. Llena de mil formas
torturantes, que cobran vida
a través de las sabanas
y de las luces de los faros
que penetran mi ventana.
Se desvanecen, de pronto,
en un rincón, el mas oscuro.
Grito. Que rito? Tu nombre.
Vuelvo a gritar, esta vez mas duro
y tu, tu no me oyes, hombre…
Mas tarde insípidas
y mas noches insidiosas.
Todavía…

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